domingo, 19 de octubre de 2008

Despertar en el desierto

No estoy seguro de cómo llegué allí, lo ultimo que recuerdo es……nada.

Me levante apoyándome primero en mis piernas y luego en mis manos y, como por instinto, me encontré dirigiéndome al sur.

En vista de que por lo menos mis piernas sabían a donde me dirigía me tomé unos minutos para apreciar mis alrededor, no estando seguro de el porque de mi fascinación con el lugar. Sin importar a donde mirara, el inmenso mar de tierra casi anaranjada era igual. Era obvio que no había ningún ser vivo por los alrededores, pero mi fascinación no menguaba; quería saber a donde me dirigían mis piernas.

El cielo estaba de un color azul claro, poquísimas nubes acompañando el panorama. Ya debería de haber caminado un largo trecho bajo el sol, mi cabeza me estaba pesando y exigía un descanso. Al parecer el resto de mi cuerpo se negaba a la idea visto que seguía en mi camino. Mi mente gritaba que me parara, que lo que me esperaba más allá exigiría que estuviera bien descansado; tanto física como psicológicamente. Pero otra vez mis desobedientes miembros inferiores siguieron su voluntad.

Entonces lo vi, en medio de aquella llanura, en el horizonte, donde el cielo parecía fundirse con la tierra. Un túmulo.

Allí es donde, me di cuenta, me dirigía; a pesar que un repentino viento empezó a soplar en mi contra, casi como si la propia naturaleza quisiera alejarme de allí. Más tarde, ya en casa, no pude evitar pensar que lo mejor para mi cordura hubiera sido hacerle caso a aquellas extrañas señales. Pero en ese momento no pensaba; y al llegar a lo alto de aquél extraño túmulo hice el peor error de mi vida, una que me perseguirá el resto de tiempo que me queda, mire que había más allá.

Los horrores de los que fui testigo son indescriptibles en su totalidad, por ello solo narrare los más resaltantes. Pero por mucho tiempo me pregunté como seres tan horrendos habían pasados desapercibidos por tanto tiempo, pero me estoy adelantando a los hechos.

Debo decir que mi primera impresión de estos enigmas fue de maravilla, parecían encontrarse en una especie de ciudad donde, todos estaban quietos. Estas criaturas eran bípedas, como tu o yo, parecían no haber notado mi presencia ya que al siguiente instante habían retomado sus actividades. Aproveche este momento para poder estudiarlos con más detenimiento.

Parecían estar divididos en dos grupos me di cuenta, ya que algunos caminaban erguidos y otros casi rozaban el suelo con lo que asumí eran sus manos. Los altos, que es como llamare a los que caminaban erguidos, tenían sus propias diferencias entre ellos; ya que se vestían con dos tipos de ropa distinta, supuse que sería para distinguir machos de hembras pero yo nunca pude ver ningún signo de sexo en esas horribles criaturas.

Los bajos por el contrario se vestían de forma idéntica, solo variando los turbantes en sus cráneos. ¡Esos horribles y deformes cráneos! En estos habían 7 orificios en total, pero nunca me aventure a si quiera imaginar para que podían servir.

El horror comenzó en aquel momento, cuando otro ente apareció. Este era más alto que el resto; pero su símbolo más distintivo era su extraña armadura, hecha de un material que nunca había visto antes, en su pecho tenía un aún más extraño símbolo que parecía estar compuesto por cuatro rectángulos. Tanto los altos como los bajos observaron al recién llegado, notando algo que yo fallé en ver al principio. Aquél no estaba solo sino que tenía a una hembra, supuse, atrapada en sus deformes garras.

Empezó un discurso en una lengua totalmente desconocida para mí. Mientras hablaba, ahí descubrí que uno de los orificios servía para el habla, sacudía a la hembra. Esta tenía sus ropajes destruidos, mostrando unos horribles ¿muslos? Del color del desierto, pero con tonalidades moradas. Cuando se termino el discurso el pueblo, si es que se le puede llamar así, emitió un chirrido espeluznante. Empezaron a rodear a la hembra, que ahora estaba sola. Las criaturas alzaron objetos del suelo y atacaron, emitiendo algo parecido a una risa macabra mientras celebraban una orgía de muerte y sangre.

De inmediato huí del lugar, preguntándome como unos seres tan deformes y horribles podrían haber pasados desapercibidos por siglos, ya que algo dentro de mí me decía que eran tan antiguos como el planeta mismo.

Continué mi huida convencido que estas abominaciones debían ser aniquiladas y, mientras contemplaba como hacer esto, recordé como se les designaba en aquellos libros de lo oculto que tanto me gustaban leer de joven.

Se les llamaba……humanos.

3 comentarios:

Godiva dijo...

Un placer ser primera. La verdad que lindo, inteligente, un relato sumamente interesante, me que´de pensando que tenés mucha razón... y me maravilló el relato.
Tenés un talento muy interesante.
Gracias por pasarte por mi blog y por las lindas palabras de aliento que recibo tuyas.
Godiva...

Gabiprog dijo...

Ellos y nosotros.
¿Quiénes son los monstruos?
Perspectivas distintas... y sobretodo enfrentadas...

Saludos.

Nicole Arboleda B. dijo...

La verdad me paredio muy interesante el relato... Al parecer la escritura es lo nuestro xD
UN SALUDO MUY FUERTE... y nos mantendremos en contacto...
Pues aveces lo que creemos que es real es algo ficticio y fantastico... pero real ante nuestros ojos...
Un beso